ahora he de tirarlo al mar.
Que lo arrastre la corriente y se lo trague el horizonte,
que se cuele entre las rocas y no lo encuentre jamás.
Que nunca me deje pistas,
que no diga donde está.
Que nunca me deje pistas,
que no diga donde está.
Que no lo pueda yo ver,
que no lo quiera buscar.