martes, 30 de agosto de 2016

Al mar

Todo lo que yo guardaba
ahora he de tirarlo al mar.
Que lo arrastre la corriente y se lo trague el horizonte,
que se cuele entre las rocas y no lo encuentre jamás.
Que nunca me deje pistas,
que no diga donde está.

Que no lo pueda yo ver, 
que no lo quiera buscar.







lunes, 29 de agosto de 2016

No podíamos ganar.

.

Sin el frío de enero en la cara,
verano seco y sin sol.
Julio de falda y baldosas
que crujían bajo tus pies.

Perdimos todas las guerras
porque ni allí estuvimos
nos rendimos sin saberlo,
nunca nos dijeron nada.

La infinitud que se acorta
casi siempre hacia el final
grietas en los cristales,
sin badajos las campanas,
no podíamos ganar.



domingo, 28 de agosto de 2016

Todos llevamos nuestra mochila


La suma de tus experiencias, de tus emociones, de tus fracasos y de tus ilusiones. El sabor que te ha dejado la vida.

No es una tontería. Conozco a personas que cargan sobre sus espaldas mochilas realmente pesadas, a veces durante demasiado tiempo. Con frecuencia se quedan atrás, y solo algunas veces tienen la buena suerte de que aparezca alguien de buen corazón que les ayude a llevar la carga. Pero a la larga siempre tienen que soltar lastre si quieren disfrutar del camino, que no es corto.

Por supuesto, no todo lo que llevas en la mochila te ralentiza, algunas cosas son livianas, e incluso te reconforta saber que las llevas contigo. Aunque claro, muchas veces es difícil saber con exactitud qué llevas guardado y qué no, sobre todo si hablamos de cosas buenas, porque éstas se aprecian mucho mejor una vez las has perdido.

En cuanto a mí, si he de ser sincero, ahora mismo mi mochila pesa como un mundo. Y yo no se si es por toda la carga que me ha tocado guardar en ella últimamente, o por todo lo que de verdad quería conservar y se me ha caído por el camino.