lunes, 29 de agosto de 2016

No podíamos ganar.

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Sin el frío de enero en la cara,
verano seco y sin sol.
Julio de falda y baldosas
que crujían bajo tus pies.

Perdimos todas las guerras
porque ni allí estuvimos
nos rendimos sin saberlo,
nunca nos dijeron nada.

La infinitud que se acorta
casi siempre hacia el final
grietas en los cristales,
sin badajos las campanas,
no podíamos ganar.



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